Resulta indudable que hoy se observa un mayor nivel de agresividad en la sociedad en general, situación que también se observa al interior de condominios, donde es habitual la ocurrencia de conflictos entre vecinos, o bien, entre residentes o visitantes con los conserjes.
Aparte de las típicas causas que derivan en conflictos, tales como las denuncias por ruidos molestos en una vivienda, se han sumado durante la pandemia diversos casos de violencia por exigir el uso de mascarilla o supervisar los aforos en espacios de uso común, entre otros ejemplos.
Actualmente, conserjes y mayordomos deben instruirse en seguridad privada a través de un curso que imparte el OS-10 de Carabineros. Sin embargo, a juicio de Víctor Damele, Presidente del Colegio de Gestión y Administración Inmobiliaria de Chile, CGAI, esta capacitación es deficiente.
Argumenta que el curso dura solo una semana, que los contenidos son demasiado básicos, transmitidos de manera muy general y que no capacitan al personal en habilidades blandas, que les permita solucionar o manejar situaciones de violencia. Cuando estas se presentan, los conserjes solo actúan en base a sus instintos y no a conocimientos o entrenamientos específicos para enfrentar estos casos de agresiones.
A juicio del Presidente de CGAI, “estos cursos son un mero trámite para dar cumplimiento a una disposición terriblemente controversial, dado que en la Ley de Seguridad Privada los conserjes no están señalados, pero el Departamento OS-10 de Carabineros logró que fueran asimilados a esta disposición legal”.
No obstante lo anterior, enfatiza que han existido dictámenes de la Corte de Apelaciones y de la Corte Suprema que han rechazado la aplicabilidad de sanciones económicas por parte de los juzgados de policía local a comunidades multadas por el OS-10 por no capacitar con este curso a sus conserjes y mayordomos.
Víctor Damele concluyó que para que estos cursos de seguridad privada sean eficientes, es necesario revisar su malla curricular, enfatizando un enfoque más práctico que teórico. “El conserje es la primera barrera que hay entre el exterior y el residente, debiendo salvaguardar los intereses de los copropietarios y de la comunidad. Son grandes colaboradores y muchas veces requieren de una mejor preparación que les permita enfrentar adecuadamente situaciones de crisis que, lamentablemente, son cada vez más habituales”.